Key Insights Opium Project

¿Por qué es crucial la amapola para entender la guerra contra las drogas en México?

Opium Dreams. What is Hidden Behind the Poppy Flower - Romain Le Cour Grandmaison

The reddest flower in the field. How Poppies Integrate in Mexico’s Agricultural Panorama – Paul Frissard Martínez

Drug-trafficking and Rural Capitalism in Guerrero – Irene Álvarez

Between Manna and Uncertainty. Poppy as a Political Opiate in Guerrero – Romain Le Cour Grandmaison

Sinaloa is not Guerrero. How Legal Economy helps the Illegal – Cecilia Farfán-Mendez

The pendulum of scarcity. Opium, Farmers and Internal Migration in the Golden Triangle – Marcos Vizcarra Ruiz

A three-headed crisis. Opium, Integration & Resistance the Indigenous communities of Nayarit – Nathaniel Morris

The Ethnography of Humiliation in the Sierra of Guerrero - Irene Álvarez

Negotiating with narcos, Sweet-Talking the State - Nathaniel Morris

Narrating the History of Poppies in Mexico. Infinite Possibilities - Carlos Pérez Ricart

Policy Report. Untangling Poppy from Violence - Paul Frissard Martínez, Cecilia Farfán-Mendez, Romain Le Cour Grandmaison

Resumen ejecutivo - 10 Datos, 10 Ideas, 10 Conclusiones

La amapola es una puerta de entrada hacia territorios emblemáticos de la guerra contra las drogas y las vidas de decenas de miles de familias del México rural.

Partiendo de la definición de la amapola como “adormidera”, consideramos que la planta funciona como una adormidera política: permite que zonas marginadas de México sobrevivan económicamente, mientras el Estado mantiene en lo mínimo sus funciones sociales, educativas o desarrollistas.

Durante 15 meses recorrimos Guerrero, Nayarit, Sinaloa y Durango, y realizamos trabajo cuantitativo para producir datos inéditos acerca del cultivo de amapola.

Esto nos permite responder una serie de preguntas centrales: ¿Quiénes son las y los cultivadores de amapola? ¿Cómo se vive dentro una economía ilícita? ¿Cómo se regulan estos mercados ilícitos? ¿Cómo se comporta el Estado en estas regiones? ¿Cuál es el peso económico estructural de la flor y de su industria en México? ¿Cómo se vinculan las economías lícitas e ilícitas en el país?

10 datos clave

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La amapola lleva más de sesenta años de cultivación en el “Triángulo dorado”, y casi cuarenta en Guerrero. Son más de 4 generaciones de habitantes que se dedican a la producción de amapola.

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Es una actividad productiva integrada a la sociedad. En los territorios amapoleros, entre el 70% y el 95% de la población – hombres, mujeres y niños - trabaja o gana su vida en una actividad que tiene directamente o indirectamente que ver con el cultivo.

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Entre 2003 y 2019, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) registró destrucciones de amapola en 835 de los 2,465 municipios del país. El gobierno estadounidense afirma que en 2016 el país tenía 32,000 hectáreas de producción de opio, y 44,100 en 2017.

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En 5 municipios se reportan superficies erradicas que superan las 20,000 hectáreas en 17 años (en Sinaloa, Durango, Chihuahua y Guerrero), mientras que en otros 253 sólo se registran destrucciones inferiores a una hectárea (2003-2019).

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Pocos municipios aparecen cada año en la base de datos de erradicación de la SEDENA. Entre 2003 y 2019, solamente 15 cumplen con esta característica mientras que 277 fueron teatros de destrucción de plantíos durante uno solo de los 17 años de estudio.

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A partir de la magnitud de destrucciones registradas y recurrencia de las mismas, identificamos un grupo de 59 municipios y que denominaremos municipios “amapoleros” (ver mapas en el dossier).

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La goma de opio que se extrae de la flor se transforma en heroína en México y se exporta - casi en su totalidad - a los Estados Unidos y Canadá. En estos países, la heroína mexicana representa alrededor del 90% del mercado.

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La crisis del mercado de amapola entre 2017 y 2020 (ver informe de Noria “No más opio para las masas”, del 2019) principalmente vinculada con la introducción del fentanilo en el mercado (un opioide sintético mucho más potente y rentable) ha provocado una caída de más del 90% del precio ofrecido por kilo de goma a los campesinos.

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A mediados del 2020, los precios repuntaron. A principios de 2021, nuestras estimaciones de precio promedio ofrecido a los campesinos por kilo de goma son: - 16 000$ / kilo a nivel nacional (Sinaloa (17 000 pesos / kilo) y Guerrero (15 000 pesos / kilo). - Eso sí, las variaciones son altísimas dentro de las mismas regiones: en Guerrero, primer productor nacional, los precios oscilan entre 8 000$ / kilo (en la Montaña) y 21 000$ / kilo (en la Sierra).

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A nivel local, la pandemia no parece haber afectado la producción y el tráfico de drogas. Las actividades relacionadas con la amapola se llevaban a cabo sin percance particular. Eso sí, las consecuencias sociales y económicas para algunas de las zonas más marginadas de México son catastróficas y deben ser atendidas urgentemente.

10 ideas clave

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México es uno de los mayores productores mundiales de amapola. Esta realidad, uno de los pilares de la guerra contra las drogas, contrasta con la escasez de conocimiento acerca de lo que representa el cultivo en el panorama social, económico, político y agrícola del país.

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La amapola no tiene raíz tradicional. Es un fenómeno económico: una producción, alimentada por un mercado. Esto no impide que la flor se haya integrado a prácticas culturales, pero es importante evitar cualquier visión romántica acerca de la amapola.

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La amapola produce un recurso ilegal que perturba los equilibrios sociales y económicos. El boom de la amapola a partir de 1980-1990 representa un giro brutal que trastornó las perspectivas de trabajo, las relaciones entre espacios rurales y urbanos, y la forma en que se relaciona el Estado mexicano con sus márgenes.

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El boom de la amapola está asociado con las reformas del Estado mexicano en los 1980 y 1990. El punto culminante fue la firma del Tratado de libre comercio (TLCAN-1994) que transformó ciertas regiones en potencias agrícolas regionales e internacionales (Sinaloa y Michoacán, por ejemplo), mientras que otras, como Guerrero, se convirtieron cada vez más en proveedora de mano de obra.

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A nivel local, la producción de amapola no es un secreto: la población sabe dónde, quién y cuándo se cultiva. Esto incluye a las autoridades y fuerzas públicas. El boom de los cultivos ilícitos, entonces, no se da a espaldas del Estado, sino que se articulan con intereses políticos y económicos que no se estudian lo suficiente.

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La comprensión de los cultivos de amapola en México está limitada por la ausencia de registro sistemático que permita monitorear su evolución en el tiempo, distribución en el territorio y características básicas de producción (superficies sembradas, precios, rendimientos, entre otras).

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Las economías ilícitas no florecen en un vacío económico o político. La ventaja comparativa de ciertos territorios en el tráfico de drogas – como Sinaloa – yace en el dinamismo de su economía lícita, el mejor apoyo de lo ilegal. Las estructuras legales son esenciales para entender el narcotráfico y sus evoluciones contemporáneas.

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La cuestión de la amapola no es únicamente un tema rural. Las ganancias que genera la goma fluyen entre las ciudades y las periferias, alimentando toda la economía regional.

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No se puede entender el desarrollo del narcotráfico sin tomar en cuenta que todo lo que facilita el comercio legal, también lo hace para el ilegal. Hay que estudiar la parte menos cinematográfica de las economías ilícitas: el negocio, el capital y las infraestructuras locales y regionales necesarias para su funcionamiento.

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Se ha explicado que la pandemia ha trastornado el mercado de las drogas. A pesar de los meses de trabajo de campo, no hemos podido comprobar esta hipótesis. Esto nos debe recordar lo poco que sabemos de las causalidades que alimentan los mercados ilícitos y sus fluctuaciones. Necesitamos producir nuevos datos independientes para entenderlas. Para la amapola, los datos disponibles son los que la SEDENA presenta acerca de la destrucción de plantíos. Es urgente salir de esta situación.

10 conclusiones

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La participación del campesinado en la producción y el tráfico de drogas ha sido una estrategia de supervivencia en un contexto de relaciones económicas de explotación. Las economías ilícitas son una forma de salir de una posición subalterna, en un contexto de crisis económicas y sociales crónicas en el México rural.

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En la cadena productiva de la heroína, la mayoría del dinero se queda con los intermediaros, legales e ilegales. De ahí que la fantástica rentabilidad del producto final tenga un impacto estructural casi nulo sobre las desigualdades, las discriminaciones, la criminalización o la falta de inversión por parte del Estado.

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Sin embargo, los cultivos ilícitos no pueden desarrollarse sin relaciones con el Estado. Lejos de observar la ausencia del Estado, revelamos más bien la desconfianza absoluta de los habitantes frente a las autoridades públicas, a pesar de sus interacciones constantes con ellas. Lo importante, entonces, es entender cualitativamente cómo están presentes las autoridades públicas en estos territorios marginados.

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Los estudios que describen el mercado de las drogas como un mundo mecánico, predecible y fácil de leer no pueden estar más lejos de la realidad. Nuestro trabajo presenta redes complejas de intermediación, así como las vidas de cultivadores inmersas en lo efímero, y expuestas a constantes imposiciones, fluctuaciones y amenazas.

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El mercado de las drogas yace en una sucesión de actores - públicos y privados - que vinculan a los campesinos con los mercados de consumo. En base a esta organización laboral, los campesinos se convierten en mano de obra especializada en la amapola.

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Entre los años 1990 y 2017, los precios altos de la goma contribuyeron a limitar la migración interna y externa (con excepción de la región de La Montaña de Guerrero). Sin embargo, la crisis de la amapola (2017), provocó un nuevo éxodo hacia las ciudades (Culiacán, por ejemplo) y los polos agroindustriales del norte del país.

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Las economías ilícitas no florecen en un vacío económico o político. La ventaja comparativa de ciertos territorios en el tráfico de drogas – como Sinaloa – yace en el dinamismo de su economía lícita, el mejor apoyo de lo ilegal. Las estructuras legales son esenciales para entender el narcotráfico y sus evoluciones contemporáneas.

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Los precios de la goma repuntaron en la segunda mitad del 2020. Pero la crisis de la amapola sigue teniendo consecuencias sociales dramáticas, que se sienten aún más en las regiones indígenas (Montaña de Guerrero y Sierra de Nayarit). El Covid-19 ha contribuido en agravar esta precariedad, sin fragilizar el tráfico de drogas.

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La guerra contra las drogas y los programas de desarrollo han convertido a agricultores de subsistencia en productores de droga más eficientes. Sin embargo, también han fortalecido identidades – indígenas, principalmente - como mecanismo de resistencia en contra de la dominación del Estado y de varios grupos delictivos.

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Se ha explicado que la pandemia ha trastornado el mercado de las drogas. A pesar de los meses de trabajo de campo, no hemos podido comprobar esta hipótesis. Esto nos debe recordar lo poco que sabemos de las causalidades que alimentan los mercados ilícitos y sus fluctuaciones. Necesitamos producir nuevos datos independientes para entenderlas. Para la amapola, los datos disponibles son los que la SEDENA presenta acerca de la destrucción de plantíos. Es urgente salir de esta situación.

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